El señor Santoyo tiene 90 años y desde hace dos padece de Alzehimer.
Vivimos en esta casa desde hace casi 20 años.
Aquí comenzamos nuestra vida en común y hemos sido muy
felices. Las personas que nos vendieron nuestra casa también viven en esta finca,
y fueron muy especiales con nosotros cuando la compramos. Aquí concebimos a Noa y entramos y salimos con
prisas en nuestras continuas idas y venidas al hospital durante el embarazo. Cuando
vinimos aquí, ya el señor Santoyo era el presidente de nuestra comunidad de
vecinos. Siempre una persona extremadamente amable y preocupada por el buen
estado de nuestra finca y también de nuestras viviendas. Siempre bromeando con
Noa y comentando lo bonita que era. Siempre muy responsable y pendiente de los
demás.
Hace cerca de cuatro meses se decidió construir una rampa
para que las personas con dificultades pudieran sortear las escaleras de
nuestro portal. La preciosa vidriera que adornaba con personalidad la puerta
principal de nuestro acogedor portal, ahora ha cambiado de ubicación: se ha
colocado en una pared y se ha iluminado con leds. Ha quedado preciosa. Incluso creo
que a diferencia de otras fincas donde las rampas rompen la armonía de la
construcción original, en nuestro caso el diseño, la iluminación y la rampa,
han hecho que ahora, el portal luzca más bonito.
En estos momentos se está celebrando la inauguración de la
rampa. Se colocaron carteles anunciándolo en los ascensores y en la puerta
principal del edificio.
Yo he decidido no ir, sin saber exactamente la razón. No lo
he sabido hasta que he oído aplausos y aplausos que me han hecho abrir la
puerta de casa para escucharlos más cerca mientras me he emocionado.
La inauguración de la rampa ha sido en realidad, un homenaje
al presidente honorífico, el señor Santoyo, que si ha tenido la fortuna de que
una lucecita se encendiera en su cabeza esta tarde, seguro que ha disfrutado,
ha apreciado y se ha sentido reconfortado por el cariño de todos sus vecinos.
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